Acepta las casualidades como lecciones de vida

Creo que todas las personas han experimentado en su vida alguna casualidad que se produjo en el momento más oportuno. Esta casualidad o coincidencia viene a dar una respuesta que están esperando.

Por ejemplo, durante unas vacaciones en otro país te encuentras con un amigo que no vez desde hace años. Te sientas a almorzar con tu amigo y comienzas una conversación sobre alguien que quieres contratar para tu empresa. Al cabo de unos minutos de charla, te das cuenta de que tu amigo trabajó con esa persona en el pasado y que contratarla sería un gran error.

O quizás estás pidiendo un consejo y enciendes la radio y oyes una canción que te da una pauta de lo que deberías hacer.

Quizás estás pensando en tomarte una semana de descanso con tu pareja; de repente miras al piso y encuentras un papel con un anuncio de una escapada romántica a algún lugar al que siempre quisiste ir.

A veces no prestamos atención pensando que son tonterías, pero creo que las casualidades o coincidencias son más que eso. Y no debes sentarte a esperar que sucedan. Debes alentarlas.

En mi vida, siempre me sucede que cuando estoy atravesando los momentos más difíciles y me cuesta alcanzar la meta, algo se cruza en mi camino que realmente me marca una diferencia. Solía ignorar estas coincidencias y las pasaba por alto. Muchas personas hacen lo mismo. Pero ahora, creo que las casualidades tienen un sentido. Pondero la importancia de la casualidad, el cómo y el porqué se cruzó en mi camino. ¿Qué respuestas tiene para mí?

Una de las mayores casualidades de mi vida se produjo un poco después de llegar al continente. Sabía muy poco inglés, pero entendía que para lograr mis metas tenía que tener un inglés lo más fluido posible. Así que acepté un puesto en la oficina de inscripciones de una falcultad cercana a mi casa. Un día que me resultó particularmente estresante fue cuando una mujer que estaba del otro lado de la línea telefónica comenzó a explicar su problema. Las palabras en inglés se mezclaban en mi cabeza de forma caótica. Intenté traducirlas, pero no podía comprender lo que ella trataba de decir. Entré en pánico. Sintiéndome totalmente abrumada e indefensa, hice lo único que podía hacer. Colgué el teléfono.

Pero alguien me vio hacerlo y se acercó al instante. Era mi compañera Maria, una latina como a quien ya le había tocado pasar varias veces por la misma situación. Ella comprendió totalmente lo que yo sentía. Se quedó a mi lado y me ayudó con algunas llamadas hasta que me sentí lo suficientemente cómoda para manejar, incluso, las más difíciles sola.

Algunos dirían que fue una casualidad, u otro día más en el trabajo. Sin embargo, al recordar aquel momento, no lo siento como una casualidad. Creo que a Maria alguien la puso en mi camino de forma deliberada para ayudarme a encontrar mi rumbo hacia el éxito. Ella era una persona entre tantas de las que trabajaban conmigo ese día; no obstante, fue ella quien presenció lo que sucedía. Ella podría haber sido una supervisora estricta que me despidiera al instante y cambiara mi destino para siempre. En cambio, resulta que ella era una mexicana cuyos padres tampoco hablaban el idioma. Ella comprendió mi situación. Eso sucedió hace 30 años, y aún le estoy agradecida por su apoyo y su mentoría. El universo sabía lo que yo necesitaba y me envió a Maria para demostrarme que no debía rendirme y para ayudarme a alcanzar mis metas.

Me gusta pensar en las casualidades como regalos que nos da el mundo y que pueden servir de disparadores para mantenernos activos persiguiendo nuestros objetivos. Mi casualidad o coincidencia con Maria me enseñó dos cosas: hay personas dispuestas a ayudar y que puedo lograr mis metas. A menudo, las casualidades nos proporcionan las respuestas que estamos buscando, las ponen justo frente a nosotros de la forma más inesperada y simple.

¿Por qué nos las perdemos? La respuesta más frecuente es… Estamos demasiado ocupados, demasiado estresados o demasiado preocupados con otras cosas para vivir el presente y valorar el milagro de la casualidad. Todo parece normal en el momento, pero luego, te das cuenta del impacto de lo que acaba de suceder.

También creo que podemos hacer que las casualidades se manifiesten en nuestras vidas. Al estar más conscientes y presentes, podemos aprender a reconocer y percibir a las casualidades con gratitud y propósito. En mi caso lo hago con estas tres acciones:

Meditando

Invito activamente al cambio en mi vida meditando y rezando por mi día. Reconstruyo en mi cabeza lo que sucedió en el día. En esa reconstrucción, estoy igual y paso por las mismas cosas. Si tuve un mal día, lo imagino siendo un buen día en el que todas las decisiones que tomo son las correctas. Lo hago durante varios días seguidos. En algún momento, mi imaginación se llena de pensamientos sobre cosas que aún no me sucedieron y que quiero experimentar. Lo hago durante una semana más y uso mi imaginación para pensar en lo que deseo. Por ejemplo, si tengo que lidiar con alguien difícil en el trabajo, me imagino teniendo una buena relación con él/ella.

Soñando

Esta es una forma de meditación indirecta que hacemos durante el día mientras pensamos sobre las metas que quisiéramos alcanzar. Por ejemplo, sueño con obtener mi licencia de piloto y no tener miedo a realizar mi vuelo en solitario, aprobar cada examen y los pasos previos a lograr mi meta. Visualizo mi victoria y la invito a hacerse presente en mi vida.

Registrando los hechos

Por último, registrar los hechos es otra forma de estar en el presente y reconocer las casualidades que esperas que se produzcan en tu vida. Yo registro casi todos mis días y me doy cuenta de que eso expande mi imaginación y desarrolla mi creatividad. Creo que me ayuda a comprenderme a mí misma, mis sentimientos, y cómo manejo las cosas. Cuando registras los hechos, puedes dirigir lo que escribes a tí mismo o a alguien más, como a Dios o tu yo futuro. Registrar los hechos nunca me falla como herramienta para poder ver lo negativo de forma más positiva.

La meditación, soñar y registrar los hechos pueden ayudar a atraer las casualidades a tu vida. Y gracias a estas experiencias que nos construimos podremos vivir una vida más gratificante de lo que podíamos imaginar.

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