Descubre a qué le temes y encontrarás tu propósito en la vida

Es difícil enfrentar los miedos; pero, a veces, es lo que realmente debemos hacer.

Para mí, todo comenzó el día que me llamó mi amiga Jackie. Recién había obtenido su licencia de piloto y quería llevarme de paseo en su aeroplano -esos que no tienen nada que ver con un avión comercial e incluso tienen puertas removibles. Yo sería su primera pasajera. La mayoría de las personas se sentirían cuanto menos un poco nerviosas. En mi caso, yo estaba tan alegre por ella que ni siquira pensé en mí. Me sentí honrada por su invitación y feliz de poder apoyarla. Estábamos listas para partir cuando descubrimos que había un problema mecánico y que no podríamos viajar ese día. Así que pensé que simplemente no debía ser.

Más tarde, asistí a una celebración por el 12mo aniversario de la empresa de Jackie. Uno de los premios era un vuelo con ella desde un aeropuerto cercano. ¿Adivinen quién ganó? ¡Así es! ¡Gané yo! Soy del tipo de persona que siempre está atenta a las señales de la vida y definitivamente lo tomé como una señal de que un poder más fuerte que el mío me estaba diciendo que por algún motivo yo tenía que hacer ese vuelo con Jackie.

Y luego llegó el día de canjear mi premio. No tenía miedo de volar. Pero una vez que estuvimos arriba en el cielo me di cuenta de que mi temor era otro… ¡quería hacerlo yo misma!

Así que decidí dar un paso en esa dirección y, al poco tiempo, hice mi vuelo de bautismo en una escuela de aviación. Durante el vuelo, el instructor me dio la posibilidad de tomar la palanca de mando. ¡Ahora sí que estaba enfrentando mi miedo! Mis manos temblaban y la simple idea de tener el control me atemorizaba, pero no por eso me resultaba menos apasionante. En ese momento me di cuenta de que me estaba enfrentando a un miedo a algo para lo cual estaba destinada. Estaba descubriendo un don que podía ofrecer al mundo con solo reunir el coraje para hacerlo.

Las personas tenemos dones ocultos que muchas veces se esconden detrás de nuestros miedos. ¿Cómo los sacamos a la luz? A veces se trata de enfrentar el miedo a descubrir aquello para lo que estamos destinados.

Tu miedo puede sentirse como una sobredosis de pasión. Es como cuando te hacen muchas cosquillas. La sensación te abruma. Lo mismo sucede con la pasión. Un poco de pasión es divertido, pero una sobredosis puede ser abrumadora. La clave está en no permitir que te abrume.

Piensa en un pequeño que le teme a lanzarse al agua. Lo que se manifiesta como temor muchas veces es la excitación de que le pidan que haga algo que no le resulta conocido. ¿Entonces qué hacemos? Les enseñamos a entrar en el agua y que vean que es seguro, o les mostramos cómo los otros niños se están divirtiendo en el agua. Pronto se darán cuenta de que no solo no deben tener temor al agua, sino que además podrán aprender a nadar. En algunos casos, el niño quizás descubra el amor por la natación o un don para nadar a nivel competitivo cuando crezca. Imaginen si no hubieran descubierto ese don simplemente por su temor al agua.

Por eso es importante tratar de enfrentar los miedos. Nunca sabes a qué nuevos territorios te llevarán. ¿Entonces cómo lo hacemos?

  1. Enfrenta tus miedos… con precaución. Si tienes temor a hablar en público, no comiences por un auditorio con 250 personas. Empieza con una presentación a un par de personas.
  2. Busca apoyo. Nunca podría haber intentado volar sola si no hubiera tenido la ayuda de un instructor competente. Permite que otros te guíen y te apoyen, especialmente con tu primera aventura hacia lo desconocido.
  3. Decide ser el agente del cambio. Obviamente, una sala con 250 personas no se va a reducir a cinco, la piscina no se va a hacer más pequeña y el aeroplano no va a aterrizar apenas tomes la palanca de mando. Tú debes cambiar para poder enfrentar tu miedo. Tú debes querer superarlo.
  4. Debes saber que enfrentar tus miedos es una habilidad para toda la vida. Imagina el sentimiento de empoderamiento cuando logres hacer aquello a lo que ahora le temes. Imagina el resultado. ¿Se sentirá bien, no? Y lo mejor de todo será que podrás utilizar una y otra vez lo que aprendiste para enfrentar otros miedos.
  5. Desactiva tu miedo con conocimiento. Le tememos a lo que no comprendemos. Por ejemplo, en este momento me encuentro en proceso de enfrentar mi temor a obtener mi licencia de piloto, que era mi temor inicial. Pero a medida que más aprendo lo que debo hacer para volar con seguridad, cómo opera el aeroplano, etc., más se disipan mis miedos. Los problemas que son difíciles de superar son los que no existen. Los problemas reales pueden ser superados con conocimiento y práctica.
  6. Reconoce los pasos que diste para lograr tus metas. Quizás tengas temor a hablar en público. Pero, ¿alguna vez tuviste que dar un discurso en la escuela? ¿Pararte y presentarte en una reunión de trabajo? Quizás le tengas miedo a los exámenes. ¿Pero no tuviste que dar muchos exámenes en el colegio? Concéntrate en tus éxitos del pasado y permite que te guíen hacia los éxitos futuros.

No siempre es divertido enfrentar nuestros miedos y definitivamente se necesita de mucho coraje. Pero debes saber que, por otro lado, el probar algo nuevo puede generarte más confianza, empoderamiento e, incluso, darte un nuevo propósito en la vida.