La oración de la serenidad – Parte 2

En la primera parte de esta serie de blogs llamada “La oración de la serenidad”, pude contarles acerca de cómo esta oración tan especial llegó a mi vida en el momento indicado. Como siempre digo, las cosas no suceden por casualidad, sino que son una causalidad. Todo aquello que nos trae la vida, sea fácil o difícil de enfrentar, está ahí por un motivo y guarda una enseñanza o mensaje importante que debemos escuchar.

Puedo decirles que desde el momento en que esta oración llegó a mi vida, la rezo a diario como si fuera un mantra. Sus palabras me brindan paz y entendimiento, y me ayudan a cambiar la perspectiva cuando alguna situación en particular me está causando dolor o malestar. Y para mí es tan importante aferrarse a aquellas cosas que nos brindan paz y serenidad, que quiero compartirles la segunda parte para que también pueda ayudarles a obtener claridad cuando la necesiten.

Quiero vivir cada día y disfrutar de cada momento,

Quiero que me ayudes a enfrentar los problemas y que me des un camino hacia la paz.

Quiero vivir cada día y disfrutar de cada momento…

Esta frase es breve, pero tan importante y significativa a la vez. Es que, si te lo pones a pensar, el presente es lo único que tenemos, lo único que realmente existe. El resto de las cosas solo pueden existir en el plano de nuestra mente, tanto lo que fue como lo que puede llegar a ser.

A veces la velocidad con la que vivimos el día a día nos hace perder conciencia de la importancia del aquí y el ahora. Pequeñas cosas, tales como observar lo que nos rodea, sentir nuestra respiración, disfrutar de un café caliente o una rica comida, estar presentes cuando estamos con nuestros seres queridos y realmente involucrarnos en una conversación con otra persona, son las cosas que marcan la diferencia en la forma en que vivimos y en nuestro paso por este mundo.

Dime, ¿de qué sirve estar pensando todo el tiempo en lo que pasó si ya no existe forma de modificarlo?, o, ¿por qué estar preocupados todo el tiempo por lo que vendrá si la única manera de asegurarnos un futuro es viviendo el presente? Aquí, una vez más, la perspectiva es lo que importa. ¿Cómo elegirás vivir el día de hoy, este día maravilloso que te han regalado para que lo aproveches al máximo? ¿Será lamentándote y quejándote de tus problemas, o agradeciendo el simple hecho de poder haber abierto tus ojos hoy?

No quiero que esto se malinterprete, mi intención no es transmitir que los problemas no existen o no importan, porque en un grado mayor o menor, todos debemos lidiar con asuntos sensibles diariamente. Ya sea por cuestiones personales o laborales, siempre hay algo por lo cual preocuparse. Y, justamente por eso, esta frase me parece tan importante; porque en el momento en el que me pongo tensa o mi humor cambia por alguna situación desafortunada, intento recordar que ese momento es el único que tengo, y que si bien puedo lamentarme y sentirme mal un rato, debo recomponerme para continuar y vivir el día con la mayor gratitud posible. Lo cual me lleva a la frase siguiente…

Quiero que me ayudes a enfrentar los problemas y que me des un camino hacia la paz…

Claro que enfrentar los problemas no es tarea fácil, pero gracias a esta oración encuentro la fortaleza necesaria para entender que aquí solo estamos de paso, y que si hoy viví situaciones desafortunadas, estas no serán así para siempre y, eventualmente, mejorarán. Y si no mejoraran, al menos tengo la posibilidad de confiar en que la luz divina me dará fortaleza para cambiar mi perspectiva y pensar en alguna solución o forma de atravesar esa situación.

En muchas ocasiones problemáticas, las personas solemos creer que nadie puede ayudarnos y que nos encontramos solas. Pero lo cierto es que Dios siempre se hace presente a través de alguien, ya sea un amigo, un familiar, hasta incluso una mascota o una señal.

Es tan importante saber que jamás estamos solos… incluso cuando te encuentres en la situación más angustiante y solitaria de tu vida podrás hallar consuelo en la gracia de Dios. Sin importar la religión, podemos estar seguros que si pedimos hallar paz, eventualmente lo haremos. Lo importante es estar predispuestos a ello, y, como dije antes, saber que si una situación es desafortunada hoy, mañana puede cambiar y mejorar.

A modo de resumen, me gustaría poder transmitirles que valoren cada día como si fuera el último. Que agradezcan el amor y la protección de aquellos que los rodean, que hoy se tomen aunque sea un ratito para hacer aquella actividad o hobbie que los hace sentirse plenos y llenos de felicidad. Que si tuvieron un mal día, puedan sacar alguna moraleja de él y terminarlo agradeciendo por el aprendizaje y apostando a que mañana será un nuevo comienzo lleno de oportunidades. Dios es grande y nos acompaña en cada paso que damos, ¡no lo olvides!